lunes, 10 de septiembre de 2018

Gran movilización por la seguridad de los ciclistas


GRAN MOVILIZACIÓN NACIONAL POR LA SEGURIDAD DE LOS CICLISTAS

Sábado 8 de septiembre de 2018, son las 8:30 de la mañana, y somos pocos los que estamos en el punto de encuentro de la 7°. ¿Será que fracasará la marcha? ¿Qué más pudimos hacer para incentivar a las personas?

Esta iniciativa era un pendiente que se tenía desde hace mucho tiempo. Desde que los casos de robos de bicicleta nos habían impactado más directamente. Cada vez que Parceros crecía más, más eran los compañeros que comentaban que habían sido objeto del robo de los maleantes. Las estadísticas que salían en los medios daban fe que no era una sensación simplemente, sino que se debía a una realidad palpable en el día a día. Ya no eran casos aislados y en sectores específicos. Los delincuentes se han multiplicado y se han vuelto más atrevidos, incursionando en sectores que antes se consideraban seguros.

Seguíamos avanzando por la séptima y cada vez se sumaban más ciclistas, a la altura de la 134 ya no éramos las aproximadamente 18 personas que salimos sino casi 40 ciclistas los que acompañábamos la marcha. Alguien trató de intentar iniciar una de las arengas que nuestro líder natural Yim nos había enviado el día anterior, pero todavía éramos muy pocos, y debido a la soledad de la séptima a esa altura no se tenía todavía el ambiente para hacerlo. Se rodaba a 18 Km/h lo cuál era una velocidad un poco rápida para una marcha de este tipo, pero ninguno de los que participábamos éramos expertos en estas lides.

En el pasado se había intentado en varias ocasiones protestas aisladas. Cómo olvidar los ascensos a Patios con velas o luces en protesta por la muerte de un compañero ciclista, así como por los robos que no se soportaban más. Pero en estos casos no era una de como la que se quería armar este 8 de septiembre. Esta no era para nada improvisada. Desde hacía casi 2 meses se promocionaba por todos los medios que se encontró este gran encuentro. Una protesta en toda regla, donde se quería gritar a los cuatro vientos, que los ciclistas ya estaban cansados de ver como se le arrebataba lo más preciado, en cuanto ciclistas, su caballito de acero. Salió en todos los noticieros locales y nacionales, por las emisoras de radio se promocionaba como los ciclistas se unían para protestar por los continuos robos. Se mostraban cifras escalofriantes de la escalada de este fenómeno en toda Colombia y en especial en Bogotá.

Por la séptima con 100 se pasó más o menos rápido pero cada vez éramos más, esto ya pintaba mejor. Pero faltaba, faltaba gente. El aliciente que necesitábamos lo encontraríamos en la 72, cuando el grupo que venía por esa arteria vial se encontró con los que veníamos por la séptima, eso fue como ver el Cauca encontrándose con el Magdalena (lo sé estoy exagerando, pero denme cierta libertad literaria). El grupo unido ya era un grupo mucho más llamativo, un grupo que debido a lo consuetudinario de los semáforos no cabía en una sola cuadra, lo que obligaba a los de adelante esperar a los de atrás. Porque si algo que resaltar, y lo que significó una felicitación por parte de la policía al finalizar la jornada, el comportamiento de todos fue ejemplar. Un respeto estricto de las normas de tránsito, demostrando una vez más que se puede ser ciclista y un actor vial responsable.
La marcha fue organizada por El colectivo de la Bici, un grupo transversal a todos los grupos ciclísticos que buscaba amalgamar es espíritu de ciclismo turístico, urbano, de alto rendimiento y en general cualquiera que le guste el deporte de la biela. Pero no se quería marchar sin ningún propósito, se quería que esta vez fue con una consignada, por lo cual se plantearon seis exigencias:

  1. Realizar las reformas de ley necesarias para declarar el hurto, comercialización y receptación de bicicletas robadas un delito grave no excarcelable.
  2. Priorizar la lucha contra el crimen dedicado al hurto, receptación y comercialización de bicicletas robadas en el plan de desarrollo nacional y fijar una meta de reducción.
  3. Potenciar un canal único de denuncias al hurto, receptación y comercialización de bicicletas robadas que permita el seguimiento a capturas y procesamiento de criminales dedicados a estos delitos.
  4. Crear una unidad especializada de policía y fiscalía a nivel nacional dedicada a combatir y desmantelar grupos criminales dedicados al hurto, receptación y comercialización de bicicletas robadas.
  5. Crear el registro único nacional de bicicletas como herramienta de control y seguimiento a la propiedad de las bicicletas, gratuito y de fácil acceso.
  6. Crear un programa de rutas seguras a nivel nacional en el que se le ordene a la Policía nacional prestar especial vigilancia a todos los ciclistas deportistas, recreativos, urbanos y rurales cuando estos lo soliciten y determinar un canal de comunicación para estos requerimientos.

Ya estábamos pasando por la 50 cuando se intentó nuevamente las arengas, primero tres compañeros que se esforzaron por aprendérsela y repetirla para romper la timidez propia de personas no acostumbradas a protestas. Se comenzó con uno que pasó a ser el himno de la protesta.

VIVA LA BI, VIVA LA BI, VIVA LA BICICLETA
NO LA DEJÉS, NO LA DEJÉS, NO LA DEJÉÉÉÉÉS ROBAR MÁS

Y ahora esto sí se animó, se pasaba por el sector de la séptima donde había más personas en las calles, que detenían un momento sus vidas cotidianas para ver este grupo de ciclistas que se habían tomado la séptima. Ya se nos habían unido los compañeros que se habían unido en el Campín y el grupo había alcanzado un número mayor. Ya cuando se llegó al sector del Edificio Colpatria, y ayudados por el eco que se forma por los edificios altos a lado y lado, se gritaba a todo pulmón las consignas que todo el mundo con el mejor ánimo replicaba, ya en ese momento todos éramos expertos en lanzar arengas y en sincronizarnos como si lleváramos años en esto (¿todavía recuerdan la licencia que me permitieron?)

Al llegar a la Plaza de Bolívar ya nos pudimos encontrar con los otros ciclistas que desde diferentes puntos de Bogotá y la Sabana llenaba todo el lado norte de la Plaza de Bolívar. Y ahí fue cuando al fin nos dimos cuenta de que cuando decidimos unirnos los ciclistas estamos para grandes cosas. Vinieron las entrevistas, gritar las exigencias. Protestar contra los que hacen de robo y asesinato de ciclistas su negocio.

Quedamos con ganas de más, porque esa es la naturaleza humana. Pensando cuando iba a ser la próxima movilización, y pensando que tenía que ser todavía más multitudinaria que la primera.

martes, 27 de febrero de 2018

Los 3 cerros

Es compuesta de flores maravilla, divina protectora americana, que a hacerse pasa rosa mexicana, apareciendo rosa de Castilla.
Sor Juan Inés de la Cruz

La historia

Corría el año de 1531 en el cerro Tepeyac cuando al indio Juan Diego Cuauhtlatoatzin se le apareció la Virgen. Esta le expresó su deseo que le fuera construido un templo en ese preciso lugar. Como el obispo no le creyó a su mensajero, la Virgen realizó tres milagros: curó al tío de Juan Diego, hizo brotar flores en pleno invierno, estas flores Juan Diego las recogió en su ayate (tela utilizada para cosechar), cuando fue a mostrárselas al obispo apareció la famosísima imagen impresa de la Virgen de Guadalupe.

En 1656 se decide por parte de la población de Santa Fe de Bogotá construir una ermita consagrada a Nuestra Señora de Guadalupe. Fue construida sobre el cerro llamado por los indígenas "Pie de abuela" al lado del cerro "Pie de abuelo", el actual Monserrate. Dicha ermita se cayó en varias ocasiones por sucesivos terremotos. Después de varias construcciones y derrumbes, pasó muchos años destruida, hasta que en el año 1945 la Arquidiócesis de Bogotá decide reconstruirla, y el año siguiente el escultor Gustavo Arcile Uribe construye la icónica estatua de 15m de altura. Lo que muy poca gente tiene presente es que la estatua es de la Virgen María Inmaculada patrona de Bogotá, no de Nuestra Señora de Guadalupe.

El reto

Bogotá tiene dos cerros tutelares que forman parte de la silueta del cielo de la ciudad. Se yerguen majestuosos los cerros de Monserrate y de Guadalupe. El de Guadalupe sobre todo se convierte en un reto que sí o sí todo aficionado al ciclismo que viva en la capital tiene que afrontar.

Parceros MTB era consciente que podía ser unas de las rutas que más llamara personas, en parte porque es una ruta tristemente famosa por su alta inseguridad. Pese a que a la alcaldía ha hecho ingentes esfuerzos por hacerla más llamativa, apostando policías cada dos kilómetros y desde el mismo inicio del ascenso; todavía tiene el lastre histórico de los tantos cuentos de atracos, el más reciente apenas el año pasado. Debido a esto no muchas personas se animan a hacer esta ruta solos, ni siquiera en grupos pequeños, el hecho que fuera organizada por Parceros MTB podía significar que muchas personas se animaran a ir ya que el grupo podía ser más numeroso.



Pero ya el año pasado se había subido a Guadalupe, había que agregarle algo más. Por lo que se decidió visitar el otro alto característico del Páramo Cruz Verde: La Viga. Lo cual le agregaría un grado de dificultad mayor, ya que para llegar a este alto debe desviarse de la ruta pavimentada a Choachí y tomar trocha, lo que agregaría 9 Km más de ascenso 5 pavimentado y 4 de una subida en trocha muy técnica.

Ahora, regresarse por la misma no tiene tanta gracia, se debe agregar la cereza del postre, incluyamos otro de los altos característicos de Bogotá, referente ineludible del ciclismo capitalino: Patios.
Así, de esta forma, surge una ruta que se decide bautizar (patente en trámite): Los 3 cerros. Alguien osó mencionar que, desde la bajada de La Viga hasta Patios, había más de un alto, como el Verjón, el Marqués; pero fue callado con prontitud ya que el nombre de “Los 3 cerros” ya era lo suficientemente atractivo, agregarle más no se oiría tan bonito.

La ruta



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Para subir a Guadalupe se debe tomar la ruta al municipio vecino de Choachí. Tan pronto se pasa la Universidad Distrital por la circunvalar en sentido norte sur se ve el desvío. Inmediatamente comienza el ascenso, los cuales no son especialmente duros, entre el 3 y el 5%, lo que ayuda a entrar en calor. Los primeros kilómetros son muy bellos porque se va dejando poco a poco la ciudad atrás y se ve claramente cómo se va empequeñeciendo mientras uno sigue subiendo. La carretera a Guadalupe se puede decir que está en buen estado, pero es angosta. Las veces que se ha ido no ha habido un tráfico especialmente intenso, lo normal, incluso parece que hubiera más trancón bajando que subiendo.

El paisaje aparte de lo ya mencionado tiene un contraste extraño, se nota que, pese a que se está en plena montaña, el hollín en la vegetación nos hace recordar que todavía no hemos abandonado la ciudad del todo.

Aproximadamente en el Km 5 desde la circunvalar se encuentra un pequeño descanso, es bueno que se tome con calma, ya que nos espera la parte más dura del recorrido. Apenas 1 Km más adelante se encuentra el desvío para subir al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, ya aquí el camino es un poco maltrecho, aunque aún pavimentado (aunque se vio que tuvo tiempos mejores). Si el cansancio te lo permite, prepárate para contemplar una de las cosas que más motivan a pedalear y que ha hecho que las personas se enamoren de estas montañas: el paisaje. Se pasa por debajo de frondosos árboles y bosques de pinos, sorprende la abundancia de este árbol más sabiendo que no son originarios de América, y que hace apenas 110 años los cerros orientales eran un peladero debido a la tala indiscriminada para la leña, combustible obligatorio en las casas de Bogotá de esa época. La naturaleza ha sabido recuperarse en este lapso y florecido de la forma como hoy la conocemos.

Toda esta contemplación la haces mientras piensas, que subida tan dura, encontrarás picos del 11 al 15%. Cuando sientas tus fuerzas flaquear, pienses que nunca vas a llegar y que quien sabe cuánto falte, no se te ocurra preguntarle a uno de los policías que custodian el Santuario ¿cuánto falta para terminar? Si no quieres que te diga que 5 Km (sabiendo que desde el desvío de carretera hasta el Santuario solo hay 2 Km largos), esto le paso al amigo de un amigo.

El último kilómetro es el más difícil, aquí el pavimento es casi inexistente, lo que te exigirá un poco más para culminar esta parte del reto.

Llegas a la Virgen, las fotos de rigor, esperar a todos (sino fuiste tú el último), comer de la gastronomía de Bogotá representada en puestos de una plazoleta de comidas en pleno Santuario, en donde también se venden recuerdos. Luego a descender de regreso a la vía a Choachí.

Aquí comienza la segunda parte del recorrido, el ascenso a La Viga. El ascenso como tal empieza desde la misma entrada al Santuario de Guadalupe en la carretera a Choachí, pero antes de llegar al Verjón se desvía para tomar trocha y ascender a La Viga. Es una subida dura de 6 Km aproximadamente de longitud. Con un inicio que alcanza un promedio el 10% de inclinación y finaliza con un 6% sostenido, todo esto en trocha, piedras de todos los tipos, hasta coronar el ascenso al lado de unas antenas, la vista es inigualable, algunos se han atrevido a decir que es de los parajes más hermosos de Cundinamarca.

La salida

Se empezó el día con una actitud positiva.

— Hoy va a ser una buena salida — pensó el Parcero — si nos va bien nos acompañarán 50 parceros más, quien quita tal vez hasta 60.

Se alistó y se reunió con otros 27 parceros que quedaron a encontrase a las 06:30 en la 134 con séptima.

Ahí estaban puntuales.

— Bueno parceros, con toda, hoy va a ser una buena rodada.

El grupo de parceros se dirigió por toda la séptima hacia la Torre Colpatria, a medida que se recorrían el camino se iban sumando más y más parceros.

— Sí seguro llegaremos a los 60 — pensó.

Llegaron a un cruce semafórico.

— Bueno parceros practiquemos y demostremos que es posible recorrer la ciudad de una forma responsable.

En cada señal en rojo se detenían, indicaban el cruce haciendo las señales con la mano. De esta forma se quería demostrar que los ciclistas y vehículos pueden convivir sin que se estorben unos a otros.

Ya a esta altura eran 50 y todavía no habían llegado al punto de encuentro.

Cuando se van aproximando se oye un murmullo de voces a lo lejos.

Un confuso brillo y temblor desde la costa, un galope increíble —piafar y poderío—  de hierro y hierro entre la hierba.
Pablo Neruda

 Bueno no entre la hierba sino entre el pavimento, no estaban en la costa sino en la Torre Colpatria y no era piafar sino golpes de pies. Pero lo que sí había era un tumulto de gente, casi 100 ciclistas que esperaban para comenzar la salida con todas las ganas. ¿Se acuerdan cuando en Lo que el viento se llevó, la cámara se va abriendo para mostrar el campo de heridos? Bueno, pues así no fue, pero háganse a la idea que se encontraron con un montón de personas.

— Bueno creo que me escaché un poquito — pensó alegre el Parcero.

 Los que no venían han llegado ya. Y los que venían han quedado atrás
Richie Ray y Bobby Cruz

¡150 personas! Pacheco quiere cacao. Esta rodada tenía que estar en los anales de la historia de los Parceros MTB. Después de las fotos de rigor, un momento de recogimiento.

Parceros MTB es un grupo que no está asociado a ningún credo, pero si algo ha enseñado la experiencia, es que antes de cualquier rodada es bueno estar en paz con uno mismo. Por eso se dedica siempre un espacio para el recogimiento espiritual. Seas cristiano, musulmán, agnóstico… este momento se separa para que te tranquilices, te llenes de buenos pensamientos y de confianza. Cada uno lo hace de una forma personal. Alguien siempre se anima y dice una oración, pero no es obligatorio seguirla, esto siempre se ha dejado bien claro.

Todos los grupos humanos tienen sus rituales, el de Parceros MTB es una bien sencillo pero que sirve para cohesionarse como grupo, para formar identidad y también, porqué no, para indicarle al mundo que se está presente como grupo. Este ritual consiste en unir las manos en un círculo, el líder del grupo da un pequeño discurso motivacional y del gran reto que nos espera y se grita al unísono con todas las fuerzas mientras se mecen las manos el estribillo: ¡PARCEROS, PARCEROS, PARCEROS!

Esta salida debido a la cantidad de gente fue muy especial. Hubo caídas como las del parcero Polo que aún hoy se debate en las tertulias acaloradas de cualquier bar de Bogotá ¿qué diantres estaba tratando de hacer?

Toda salida deja imágenes entrañables que sería muy engorroso mencionarlas todas. Para esta quedaron dos que resaltaron sobre el resto. La primera la del parcero Obeimar llevando a la parcerita Sofía prima de la también parcera Isa, en una muestra de fuerza y compañerismo. Y otra fue algo sobrenatural que pasó al tomar una foto de las parceras en toda la ermita de la Virgen de Guadalupe. Por alguna razón apareció en unas de las fotos solo las piernas de una ciclista anónima, y muchos recordaron que existía la leyenda de una ciclista perdida en el cerro que le gusta colarse en las fotos. Bueno no fueron muchos sino pocos, bueno en realidad parece que la historia la inventó el parcero Robert, pero no viene al punto concentrémonos en la historia sobrenatural. Alguien, de esos que se tiran todas las historias racionalizándolas, dijo que fue que al tomar la foto quedó así, pero ¿cómo explicar el escalofrío que dicen las parceras que sintieron durante su instancia en el Santuario?, acaso fue por el frío del páramo o por la presencia sobrenatural, creo que nunca lo sabremos.

A La Viga se animaron a subir 64 parceros, entre ellos la parcera Alexa a la que decidimos hacerle una mención de honor. Entre los hombres Obeimar llegó primero, algún envidioso sugirió que cogió un atajo, revisando las cámaras se corroboró que no hubo tal, fue rápido, sobre todo porque no había ninguna cámara.



El parcero identificado con el mote de “El mayor” parecía que no iba a lograr el objetivo, pero al final lo logró, porque en Parceros MTB “Rendirse no es una opción”. “El mayor” haciendo gala de este principio completó el circuito con una mentalidad que inspira a los demás integrantes.

Por último, no quisiera terminar sin hacer un reconocimiento a un grupo de personas que mientras uno sale a pasear, ellos salen a marchar. Son héroes que su mayor triunfo es no hacerse notar, es que uno se sienta seguro y que se olvide que están ahí. Nuestro ejército nacional, representado maravillosamente en esta salida por el Batallón PM 15 Bacatá del Mayor Ramírez.