martes, 27 de febrero de 2018

Los 3 cerros

Es compuesta de flores maravilla, divina protectora americana, que a hacerse pasa rosa mexicana, apareciendo rosa de Castilla.
Sor Juan Inés de la Cruz

La historia

Corría el año de 1531 en el cerro Tepeyac cuando al indio Juan Diego Cuauhtlatoatzin se le apareció la Virgen. Esta le expresó su deseo que le fuera construido un templo en ese preciso lugar. Como el obispo no le creyó a su mensajero, la Virgen realizó tres milagros: curó al tío de Juan Diego, hizo brotar flores en pleno invierno, estas flores Juan Diego las recogió en su ayate (tela utilizada para cosechar), cuando fue a mostrárselas al obispo apareció la famosísima imagen impresa de la Virgen de Guadalupe.

En 1656 se decide por parte de la población de Santa Fe de Bogotá construir una ermita consagrada a Nuestra Señora de Guadalupe. Fue construida sobre el cerro llamado por los indígenas "Pie de abuela" al lado del cerro "Pie de abuelo", el actual Monserrate. Dicha ermita se cayó en varias ocasiones por sucesivos terremotos. Después de varias construcciones y derrumbes, pasó muchos años destruida, hasta que en el año 1945 la Arquidiócesis de Bogotá decide reconstruirla, y el año siguiente el escultor Gustavo Arcile Uribe construye la icónica estatua de 15m de altura. Lo que muy poca gente tiene presente es que la estatua es de la Virgen María Inmaculada patrona de Bogotá, no de Nuestra Señora de Guadalupe.

El reto

Bogotá tiene dos cerros tutelares que forman parte de la silueta del cielo de la ciudad. Se yerguen majestuosos los cerros de Monserrate y de Guadalupe. El de Guadalupe sobre todo se convierte en un reto que sí o sí todo aficionado al ciclismo que viva en la capital tiene que afrontar.

Parceros MTB era consciente que podía ser unas de las rutas que más llamara personas, en parte porque es una ruta tristemente famosa por su alta inseguridad. Pese a que a la alcaldía ha hecho ingentes esfuerzos por hacerla más llamativa, apostando policías cada dos kilómetros y desde el mismo inicio del ascenso; todavía tiene el lastre histórico de los tantos cuentos de atracos, el más reciente apenas el año pasado. Debido a esto no muchas personas se animan a hacer esta ruta solos, ni siquiera en grupos pequeños, el hecho que fuera organizada por Parceros MTB podía significar que muchas personas se animaran a ir ya que el grupo podía ser más numeroso.



Pero ya el año pasado se había subido a Guadalupe, había que agregarle algo más. Por lo que se decidió visitar el otro alto característico del Páramo Cruz Verde: La Viga. Lo cual le agregaría un grado de dificultad mayor, ya que para llegar a este alto debe desviarse de la ruta pavimentada a Choachí y tomar trocha, lo que agregaría 9 Km más de ascenso 5 pavimentado y 4 de una subida en trocha muy técnica.

Ahora, regresarse por la misma no tiene tanta gracia, se debe agregar la cereza del postre, incluyamos otro de los altos característicos de Bogotá, referente ineludible del ciclismo capitalino: Patios.
Así, de esta forma, surge una ruta que se decide bautizar (patente en trámite): Los 3 cerros. Alguien osó mencionar que, desde la bajada de La Viga hasta Patios, había más de un alto, como el Verjón, el Marqués; pero fue callado con prontitud ya que el nombre de “Los 3 cerros” ya era lo suficientemente atractivo, agregarle más no se oiría tan bonito.

La ruta



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Para subir a Guadalupe se debe tomar la ruta al municipio vecino de Choachí. Tan pronto se pasa la Universidad Distrital por la circunvalar en sentido norte sur se ve el desvío. Inmediatamente comienza el ascenso, los cuales no son especialmente duros, entre el 3 y el 5%, lo que ayuda a entrar en calor. Los primeros kilómetros son muy bellos porque se va dejando poco a poco la ciudad atrás y se ve claramente cómo se va empequeñeciendo mientras uno sigue subiendo. La carretera a Guadalupe se puede decir que está en buen estado, pero es angosta. Las veces que se ha ido no ha habido un tráfico especialmente intenso, lo normal, incluso parece que hubiera más trancón bajando que subiendo.

El paisaje aparte de lo ya mencionado tiene un contraste extraño, se nota que, pese a que se está en plena montaña, el hollín en la vegetación nos hace recordar que todavía no hemos abandonado la ciudad del todo.

Aproximadamente en el Km 5 desde la circunvalar se encuentra un pequeño descanso, es bueno que se tome con calma, ya que nos espera la parte más dura del recorrido. Apenas 1 Km más adelante se encuentra el desvío para subir al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, ya aquí el camino es un poco maltrecho, aunque aún pavimentado (aunque se vio que tuvo tiempos mejores). Si el cansancio te lo permite, prepárate para contemplar una de las cosas que más motivan a pedalear y que ha hecho que las personas se enamoren de estas montañas: el paisaje. Se pasa por debajo de frondosos árboles y bosques de pinos, sorprende la abundancia de este árbol más sabiendo que no son originarios de América, y que hace apenas 110 años los cerros orientales eran un peladero debido a la tala indiscriminada para la leña, combustible obligatorio en las casas de Bogotá de esa época. La naturaleza ha sabido recuperarse en este lapso y florecido de la forma como hoy la conocemos.

Toda esta contemplación la haces mientras piensas, que subida tan dura, encontrarás picos del 11 al 15%. Cuando sientas tus fuerzas flaquear, pienses que nunca vas a llegar y que quien sabe cuánto falte, no se te ocurra preguntarle a uno de los policías que custodian el Santuario ¿cuánto falta para terminar? Si no quieres que te diga que 5 Km (sabiendo que desde el desvío de carretera hasta el Santuario solo hay 2 Km largos), esto le paso al amigo de un amigo.

El último kilómetro es el más difícil, aquí el pavimento es casi inexistente, lo que te exigirá un poco más para culminar esta parte del reto.

Llegas a la Virgen, las fotos de rigor, esperar a todos (sino fuiste tú el último), comer de la gastronomía de Bogotá representada en puestos de una plazoleta de comidas en pleno Santuario, en donde también se venden recuerdos. Luego a descender de regreso a la vía a Choachí.

Aquí comienza la segunda parte del recorrido, el ascenso a La Viga. El ascenso como tal empieza desde la misma entrada al Santuario de Guadalupe en la carretera a Choachí, pero antes de llegar al Verjón se desvía para tomar trocha y ascender a La Viga. Es una subida dura de 6 Km aproximadamente de longitud. Con un inicio que alcanza un promedio el 10% de inclinación y finaliza con un 6% sostenido, todo esto en trocha, piedras de todos los tipos, hasta coronar el ascenso al lado de unas antenas, la vista es inigualable, algunos se han atrevido a decir que es de los parajes más hermosos de Cundinamarca.

La salida

Se empezó el día con una actitud positiva.

— Hoy va a ser una buena salida — pensó el Parcero — si nos va bien nos acompañarán 50 parceros más, quien quita tal vez hasta 60.

Se alistó y se reunió con otros 27 parceros que quedaron a encontrase a las 06:30 en la 134 con séptima.

Ahí estaban puntuales.

— Bueno parceros, con toda, hoy va a ser una buena rodada.

El grupo de parceros se dirigió por toda la séptima hacia la Torre Colpatria, a medida que se recorrían el camino se iban sumando más y más parceros.

— Sí seguro llegaremos a los 60 — pensó.

Llegaron a un cruce semafórico.

— Bueno parceros practiquemos y demostremos que es posible recorrer la ciudad de una forma responsable.

En cada señal en rojo se detenían, indicaban el cruce haciendo las señales con la mano. De esta forma se quería demostrar que los ciclistas y vehículos pueden convivir sin que se estorben unos a otros.

Ya a esta altura eran 50 y todavía no habían llegado al punto de encuentro.

Cuando se van aproximando se oye un murmullo de voces a lo lejos.

Un confuso brillo y temblor desde la costa, un galope increíble —piafar y poderío—  de hierro y hierro entre la hierba.
Pablo Neruda

 Bueno no entre la hierba sino entre el pavimento, no estaban en la costa sino en la Torre Colpatria y no era piafar sino golpes de pies. Pero lo que sí había era un tumulto de gente, casi 100 ciclistas que esperaban para comenzar la salida con todas las ganas. ¿Se acuerdan cuando en Lo que el viento se llevó, la cámara se va abriendo para mostrar el campo de heridos? Bueno, pues así no fue, pero háganse a la idea que se encontraron con un montón de personas.

— Bueno creo que me escaché un poquito — pensó alegre el Parcero.

 Los que no venían han llegado ya. Y los que venían han quedado atrás
Richie Ray y Bobby Cruz

¡150 personas! Pacheco quiere cacao. Esta rodada tenía que estar en los anales de la historia de los Parceros MTB. Después de las fotos de rigor, un momento de recogimiento.

Parceros MTB es un grupo que no está asociado a ningún credo, pero si algo ha enseñado la experiencia, es que antes de cualquier rodada es bueno estar en paz con uno mismo. Por eso se dedica siempre un espacio para el recogimiento espiritual. Seas cristiano, musulmán, agnóstico… este momento se separa para que te tranquilices, te llenes de buenos pensamientos y de confianza. Cada uno lo hace de una forma personal. Alguien siempre se anima y dice una oración, pero no es obligatorio seguirla, esto siempre se ha dejado bien claro.

Todos los grupos humanos tienen sus rituales, el de Parceros MTB es una bien sencillo pero que sirve para cohesionarse como grupo, para formar identidad y también, porqué no, para indicarle al mundo que se está presente como grupo. Este ritual consiste en unir las manos en un círculo, el líder del grupo da un pequeño discurso motivacional y del gran reto que nos espera y se grita al unísono con todas las fuerzas mientras se mecen las manos el estribillo: ¡PARCEROS, PARCEROS, PARCEROS!

Esta salida debido a la cantidad de gente fue muy especial. Hubo caídas como las del parcero Polo que aún hoy se debate en las tertulias acaloradas de cualquier bar de Bogotá ¿qué diantres estaba tratando de hacer?

Toda salida deja imágenes entrañables que sería muy engorroso mencionarlas todas. Para esta quedaron dos que resaltaron sobre el resto. La primera la del parcero Obeimar llevando a la parcerita Sofía prima de la también parcera Isa, en una muestra de fuerza y compañerismo. Y otra fue algo sobrenatural que pasó al tomar una foto de las parceras en toda la ermita de la Virgen de Guadalupe. Por alguna razón apareció en unas de las fotos solo las piernas de una ciclista anónima, y muchos recordaron que existía la leyenda de una ciclista perdida en el cerro que le gusta colarse en las fotos. Bueno no fueron muchos sino pocos, bueno en realidad parece que la historia la inventó el parcero Robert, pero no viene al punto concentrémonos en la historia sobrenatural. Alguien, de esos que se tiran todas las historias racionalizándolas, dijo que fue que al tomar la foto quedó así, pero ¿cómo explicar el escalofrío que dicen las parceras que sintieron durante su instancia en el Santuario?, acaso fue por el frío del páramo o por la presencia sobrenatural, creo que nunca lo sabremos.

A La Viga se animaron a subir 64 parceros, entre ellos la parcera Alexa a la que decidimos hacerle una mención de honor. Entre los hombres Obeimar llegó primero, algún envidioso sugirió que cogió un atajo, revisando las cámaras se corroboró que no hubo tal, fue rápido, sobre todo porque no había ninguna cámara.



El parcero identificado con el mote de “El mayor” parecía que no iba a lograr el objetivo, pero al final lo logró, porque en Parceros MTB “Rendirse no es una opción”. “El mayor” haciendo gala de este principio completó el circuito con una mentalidad que inspira a los demás integrantes.

Por último, no quisiera terminar sin hacer un reconocimiento a un grupo de personas que mientras uno sale a pasear, ellos salen a marchar. Son héroes que su mayor triunfo es no hacerse notar, es que uno se sienta seguro y que se olvide que están ahí. Nuestro ejército nacional, representado maravillosamente en esta salida por el Batallón PM 15 Bacatá del Mayor Ramírez.